¿Por qué el auge de construir casas pasivas?

Las casas pasivas suponen una evolución impuesta por una necesidad climática y por una mayor concienciación social al respecto, en comparación con la Arquitectura Convencional. Por ello, los beneficios que proporciona este tipo de Arquitectura Sostenible repercuten tanto en materia de sostenibilidad, beneficio colectivo, como en materia de ahorro, beneficio individual.

¿Qué es una casa pasiva?

Las casas pasivas se han desarrollado para mejorar las condiciones de habitabilidad interior optimizando los recursos existentes, con lo que puede alcanzarse un ahorro energético de entre un 70 y un 90 % frente a una vivienda tradicional.

Entre otras soluciones técnicas, estas construcciones pueden contar con ventilación mecánica con recuperación de calor, rotura de puente térmico para evitar la pérdida de calor entre el interior y el exterior, un aislamiento térmico óptimo en sus paredes exteriores y puertas y ventanas con altas prestaciones, dispositivos de control solar, sistemas de generación renovable, soluciones de diseño bioclimático a nivel constructivo, etc.

¿En qué consiste el desarrollo de casas pasivas? Claves del bajo consumo de las casas pasivas

Tal y como ya se ha citado, los edificios pasivos utilizan los recursos propios de la arquitectura bioclimática para favorecer la eficiencia energética. De este modo se reduce al máximo la necesidad de emplear los sistemas convencionales de refrigeración y calefacción. Estas construcciones están diseñadas para aprovechar al máximo la radiación solar y la luz. Además, cuentan con aislamiento térmico, ventanas de altas prestaciones y un sistema de ventilación para recuperar el calor, resultantes de un estudio energético pormenorizado.

Este concepto se puede aplicar a cualquier tipo de diseño arquitectónico o sistema constructivo, y en función del diseño, de los recursos disponibles y de las soluciones adoptadas, podrás amortizar la inversión a medio plazo. A continuación, te explicamos cuáles son las claves de estas viviendas de consumo casi nulo.

    1. Aislamiento Térmico

Las edificaciones que no están bien aisladas pueden consumir e incluso superar hasta un 30 % más de energía (por ejemplo en la comparación de los consumos de calefacción en las casas pasivas con respecto a construcciones tradicionales). Por ello, con un buen aislamiento evitarás fugas de calor en invierno e incrementos de temperatura durante los meses más calurosos. Esto tendrá un gran impacto en la demanda energética para equipos de climatización.

Los edificios convencionales, por norma general, suelen tener puentes térmicos, lo que provoca una gran pérdida de energía térmica en ellos. Se pueden mejorar e incluso eliminar con una capa de aislamiento continua y sin debilitamientos.

    2. Altas prestaciones de las ventanas

Las ventanas son el elemento que genera una mayor debilidad en la envolvente térmica de los edificios. Se podría llegar a estimar que, del gasto en calefacción, entre un 25 y un 30 % se debe a la pérdida de calor a través de estas. Debido a esto, para una mayor eficiencia energética es necesario que se ajusten a las exigencias resultantes del estudio energético y que estén bien instaladas, lo que se resume en ventanas y/o huecos con valores adecuados de transmitancia térmica y, por separado, apropiada elección y calidad de los materiales y prestaciones para el caso de la carpintería metálica así como las prestaciones de los vidrios (grado de protección solar, aislamiento, características de la/s cámara/s de aire, etc.).

    3. Recuperación de calor

Es posible renovar el aire del interior de forma constante con ventilación mecánica o forzada. En caso de aplicar soluciones de carácter bioclimático, éstas pueden realizarse de forma natural. Además, con un recuperador de calor el aire que pueda entrar a bajas temperaturas en invierno, cruzándose con el de salida para aprovecharse así de un salto térmico.

    4. Estanqueidad al aire

Se puede conseguir si se sellan todas las uniones de los diferentes materiales del edificio. Así se evitará que el edificio tenga filtraciones no deseadas de aire, evitando las consiguientes pérdidas de eficacia de los sistemas de climatización.

Para el caso de las carpinterías y otros sistemas para la envolvente energética, los fabricantes, en sus fichas técnicas y DITE’s, ya especifican el grado de permeabilidad al aire.

    5. Confort y Salud

El aislamiento acústico, las temperaturas interiores y la calidad del aire hacen que el grado de confort dentro de estas edificaciones sea muy superior en comparación con las viviendas tradicionales. Filtrar el aire evita que haya polen, polvo y otras partículas, lo que minimiza, entre otros, las reacciones alérgicas. La baja concentración de dióxido de carbono y otros residuos reduce la sequedad y la irritación del sistema respiratorio, ojos, nariz, garganta, etc.

    6. Eficiencia, sostenibilidad y rentabilidad

La eficiencia implica obtener los mismos resultados con un menor coste debido a la optimización de los recursos utilizados; es decir, calidad de vida con un bajo consumo energético, lo que supone también un ahorro económico. El sobrecoste de construcción de este tipo de edificaciones variaría en función del alcance y del grado de eficiencia de las actuaciones a realizar, pero el ahorro energético y de mantenimiento podrían permitir rentabilizar dichas actuaciones en el medio plazo.

    7. Certificación

La certificación, posterior a una serie de pruebas/ensayos técnicos, es el último paso para poder decir que un edificio respeta los estándares de una casa pasiva. Estas certificaciones, garantizan el cumplimiento de criterios concretos de ahorro y eficiencia energética en función de unos estándares, diferentes en función del Organismo vinculado a dicha certificación. Un ejemplo de ello, y directamente vinculado a las casas pasivas sería la certificación, tras el cumplimiento de los requisitos exigidos en materia de ahorro energético y confort interior establecidos por el instituto alemán Passivhaus.

Comparativa casa pasiva vs. construcción tradicional

Si buscas sostenibilidad, desde luego en el panorama actual, no puedes ejecutar una nueva construcción sin un alto grado de eficiencia energética y un alto nivel cualitativo de la habitabilidad interior, siendo un ejemplo de la consecución de estas premisas, la ejecución de una casa pasiva.

Estas edificaciones no son solo una gran apuesta desde un punto de vista económico, sino que también resultan interesantes desde un punto de vista medioambiental y social. Son muchos los estudios que avalan los beneficios para la salud que obtienen los usuarios de este tipo de inmuebles.

Gracias a la renovación inteligente del aire, así como la construcción con materiales menos contaminantes y más naturales, el estudio de la incidencia de la luz solar y su indicación para ciertas enfermedades respiratorias, las casas pasivas son la mejor opción en la actualidad.

Claves a tener en cuenta a la hora de construir una casa pasiva

Es importante valorar los condicionantes de la ubicación geográfica ya que por ejemplo, no es lo mismo proyectar una casa pasiva en Galicia en una zona alta y de interior en comparación con otra localización costera; en ambos casos los modelos constructivos propios de cada zona permitirán valorar la disponibilidad de materiales, definición de los mismos (aislamientos y ventanas en casas pasivas) así como los recursos que serán optimizados mediante la inclusión de aspectos tales como diseño bioclimático, correcto diseño y dimensionado de instalaciones, etc.

Todo esa concreción deberá plasmarse en su correspondiente proyecto técnico con el que, previo a la ejecución de cualquier trabajo, se podrá analizar el precio de la casa pasiva así como valorar en términos económicos la rentabilidad de la inversión ya que a la hora de solicitar un presupuesto de ejecución deberán conocerse en detalle las soluciones técnicas incluidas en el proyecto en lugar de que cada presupuesto valore soluciones diferentes.

Detalles como ocupación y usos, igualmente serán aspectos que deberán ser definidos para que el resto de soluciones se adapten perfectamente a las demandas que requerirán los futuros usuarios de la casa pasiva.

El grado de definición y el correcto estudio de factores que puedan afectar a una vivienda, valorados y aplicando criterios de eficiencia y sostenibilidad, se podría conjugar en la ejecución de un proyecto de una casa pasiva, eficiente, sostenible en consonancia con el medio y cuya inversión puede ser fácilmente amortizable por sus promotores y/o propietarios en el medio plazo consiguiendo un ahorro significativo a largo plazo. Obviamente, la aplicación de estas prácticas influye en un incremento inicial del precio de la inversión pero, la correcta valoración de un presupuesto de una casa pasiva, deberá estudiar con mayor detalle los ahorros y beneficios a generar durante la vida útil de la vivienda.

Actualmente, los clientes interesados en este tipo de viviendas están más concienciados y realizan unas valoraciones más exhaustivas con respecto a la inversión inicial en contraposición a lo que ocurría años atrás con una visión mucho más cortoplacista basada en un bajo precio inicial de la inversión, que entre otros factores, fue fomentada por una normativa menos exigente a la vigente a día de hoy, por un mercado poco “responsable” y por una deficiente profesionalización de los promotores lo que derivaba en prácticas inadecuadas.