En Gaener valoramos como necesidad la transición hacia un modelo basado en la Energía Renovable y la economía verde. Por ello, hemos colaborado a nivel nacional e internacional en desarrollos, en la elaboración de estudios (asesoría y consultoría técnica tanto para el Cliente como para Entidades Bancarias) y elaboración de documentación técnica (proyectos e informes). En base a lo anteriormente citado, nos aseguramos del correcto desarrollo de los proyectos (a nivel administrativo y técnico), de la obtención de financiación y/o subvenciones. A nivel constructivo, supervisamos la correcta ejecución de proyectos, puesta en marcha y gestión operativa tanto de instalaciones de producción energética como de fabricación de componentes vinculados a sistemas de generación renovable.
Igualmente hemos desarrollado actuaciones propias dentro del campo de la revalorización energética y de la Energía Renovable, colaborando con multinacionales del sector, formando parte de su equipo de trabajo o actuando como Asesor Externo.
Los grupos principales podrían desglosarse en: energía hidráulica, energía solar, biomasa, energía eólica, energía geotérmica y energía mareomotriz.
Los tipos de proyectos/instalaciones existentes difieren en función de: escala (grande/micro), tipo de energía obtenida (eléctrica/térmica), tipo de consumo (conexión a red/autoconsumo), tipo de recurso a utilizar, etc. Esto hace subdividir cada uno de los principales tipos de Energía Renovable como por ejemplo: gran hidráulica, minihidráulica, solar fotovoltaica, termosolar, biomasa, biogás, solar térmica, eólica, minieólica, geotérmica, mareomotriz, undimotriz, etc.
Para el desarrollo de un proyecto de Energía Renovable, se deberán valorar además aspectos tales como recursos existentes, necesidades, condicionantes técnicos, legales y económicos.
La potencia total instalada en Energías Renovables en Galicia ha aumentado considerablemente desde el año 2000. Si bien es cierto que hubo una ralentización a partir del año 2012 debido a la moratoria decretada.
Actualmente (a partir de datos del año 2018 publicados por el Instituto Galego de Estatística) cuenta con más de 2.000 instalaciones que superan los 7.000MWn de potencia instalados.
Las tecnologías más predominantes son la gran hidráulica y la eólica que entre ambas superan los 6.800 MWn de potencia nominal instalada.
La evolución por tecnologías se podría resumir en:
Consideramos que un marco normativo y económico incentivador hará aumentar de forma considerable el peso de las Energías Renovables dentro del mix energético actual.
Ya en la última década, se ha visto un aumento considerable de ciertas tecnologías incentivadas por un atractivo régimen económico si bien, la falta de seguridad jurídica, hace que esos crecimientos sean transitorios, exageradamente rápidos (lo que repercute negativamente en aspectos cualitativos) y, en ciertos casos, incoherentes o poco sostenibles.
Aparte de incentivar directamente a los proyectos de generación de renovables, consideramos de vital importancia conjugar este apoyo por una apuesta clara por el ahorro y la eficiencia energética ya que la energía más barata y renovable es la que no se consume. Además, internalizar costes por tecnologías sucias y altamente contaminantes podría suponer un aumento del coste real de las mismas en beneficio de las tecnologías renovables.
Por norma general, se asocia el término autoconsumo a las instalaciones solares fotovoltaicas de pequeña escala si bien cabe resaltar, que el término autoconsumo englobaría a más tipos de instalaciones renovables como la minieólica y las de carácter térmico tales como solar térmica de baja temperatura, geotermia, etc., ya que el término autoconsumo se define como el consumo de los recursos producidos por parte del productor.
Las instalaciones de autoconsumo pueden ser aisladas (sin conexión física a la red) o conectadas a la red (sirven de apoyo al suministro obtenido por parte de la red de distribución).
El marco regulatorio en la actualidad que rige para las instalaciones solares fotovoltaicas de autoconsumo es El Real Decreto 244/2019, de 5 de abril, normativa que completa el marco regulatorio sobre autoconsumo, impulsado con el Real Decreto-ley 15/2018 (eliminación del “impuesto al sol” o peaje de respaldo). Dicha normativa estipula las modalidades (tipo –potencia-, con o sin excedentes, etc.), requisitos técnicos y administrativos así como las compensaciones económicas para las instalaciones de autoconsumo.
De forma resumida, un sistema de autoconsumo consta de:
Aunque utiliza el salto térmico exterior/interior para captación de energía, pudiendo definirse este recurso como renovable, utiliza también energía eléctrica para su funcionamiento.
Por ello, propiamente dicho, no consideramos que sea un sistema renovable como tal y, a nivel normativo, se estipula un rendimiento mínimo exigible para poder conseguir esa calificación en su contribución renovable.
Consideramos la aerotermina como un sistema eficiente de climatización y de generación de ACS y por ello, recomendable en el caso de poder cumplir con los requisitos técnicos, legales y de necesidades térmicas a aportar.
Primeramente, debemos hacer hincapié que la valoración de residuos lo estamos valorando sólo en el caso de aprovechamientos de bioamasa (biomasa o biogás) con un alto contenido biológico.
Principalmente, cuando se habla de revaloración energética de residuos, nos encontramos con residuos con un alto contenido orgánico derivados de sectores forestal y agropecuario si bien también existen revaloraciones de otro tipo de residuos de origen doméstico e industrial que por motivos de peligrosidad, a nivel normativo, se estipulan diferentes parámetros para su utilización.
A su vez, los residuos obtenidos tras la captación de la energía a partir de las materias primas utilizadas, pueden derivar en subproductos de interés con múltiples utilizaciones. Por ejemplo, una planta de biogás que utilice como base principal purines de origen animal (altamente contaminantes), tras su digestión anaerobia para obtención de biogás que deriva en la producción de energía eléctrica, obtiene como efluentes, materia de alto valor orgánico y con una composición química más estable que puede (dependiendo de la «dieta» de la mezcla) suponer un abono orgánico de alta calidad.
Para los casos de los proyectos de biomasa a gran escala y de biogás, estos suelen derivar en proyectos de generación de energía eléctrica aunque pudiendo aprovechar el calor residual. La biomasa a pequeña escala suelen destinarse a aprovechamientos de carácter térmico.